Alergias e Intolerancias alimentarias

En consulta, el primer paso consiste en realizar una anamnesis exhaustiva. En ella se incluyen no sólo aspectos claves sobre nutrición sino también un análisis del paciente en su conjunto, lo que aporta un enfoque integrativo. Se analizan y estudian los antecedentes personales, el estilo de vida, los tratamientos farmacológicos y suplementos, signos irritativos, la función osteoarticular, la función cutánea, la función digestiva, la función inmunitaria y la función hepática. También se realiza una valoración antropométrica y un registro de la historia dietética. Además, se solicita una analítica de sangre y pruebas médicas relevantes de los últimos seis meses, con el objetivo de obtener una  valoración global de los parámetros bioquímicos y clínicos.  Así mismo, se presta especial atención al estudio de posibles deficiencias alimentarias y al diseño de una prescripción dietética adaptada al caso, con el objetivo de paliar déficits nutricionales.

Alergia alimentaria 

La alergia alimentaria es una forma específica de intolerancia a un alimento o a uno de sus componentes, esto provoca que se active el sistema inmunológico, generando una serie de reacciones, entre ellas la producción de anticuerpos. Estos anticuerpos generan la segregación de sustancias químicas como la histamina, que produce síntomas como picor, moqueo, tos o trastornos respiratorios. Frecuentemente, las alergias a los alimentos o a sus componentes se heredan y, normalmente, se identifican en los primeros años de vida.

Intolerancia alimentaria 

La intolerancia alimentaria, sin embargo, afecta al metabolismo, pero no al sistema inmunológico. Se debe a una imposibilidad para digerir correctamente ciertos componentes de los alimentos, como la lactosa o la fructosa. Esto puede deberse al déficit de enzimas encargadas de su digestión, como la lactasa, o a la incapacidad para absorber ese componente, que queda en el intestino durante más tiempo, pudiendo generar fermentaciones anómalas. La intolerancia alimentaria puede asociarse a síntomas como distensión abdominal, gases, estreñimiento, diarrea, náuseas, dolor abdominal, cuadros cutáneos, cefaleas, dolores musculares, cansancio, etc.

Existen diferentes tipos de intolerancias alimentarias:

  • Enzimáticas (lactosa, fructosa)
  • Metabólicas (fenilcetonuria)
  • Farmacológicas (histamina, tiramina)
  • Indeterminadas (por aditivos)

Normalmente, y si la causa de la intolerancia no es genética, el culpable suele ser un patógeno intestinal, lo que genera una disbiosis y una inflamación que podría estar alterando la barrera intestinal haciéndola afuncional, generando cuadros de malabsorción y posteriormente la intolerancia. Por ello, actualmente las intolerancias alimentarias son reversibles. En la mayoría de casos se resuelven “poniendo orden en el intestino”, esto es, tratando la causa, solucionando la disbiosis. En los casos más complejos se debe recurrir a una analítica de microbiota intestinal, pero esto varía en función del caso y del paciente.

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